CAPÍTULO 1: ÉREBO / CHAPTER 1: EREBO
CAPITULO I EREBO
Yo nací cuando el mundo ya estaba bañado en tinieblas. Cuando era niño, los ancianos hablaban sobre mitos lejanos en el tiempo, y por aquel entonces, jamás se me hubiera permitido tener un libro en las manos, pues eran bienes demasiado importantes y escasos como para entregarlos a un joven insensato como yo, que probablemente los hubiese quemado, ¡y hubiese hecho bien!, pues en la noche habita un horror procedente de los mismísimos orígenes de la creación, un horror que es la noche misma...
La oscuridad, Érebo, hijo de Caos ancestral, personificación misma de las sombras que cada crepúsculo Nix extiende por el extenso cielo, y que siempre habita en las profundidad es de La Tierra. Habita en el corazón de cada hombre, mujer y niño, en forma de dudas, miedos y anhelos. Cuando la última luz se apaga, la sombra se apodera de ti, y entonces es demasiado tarde. Solo aquel que se resguarda bajo la llama sobrevive para ver un nuevo día.
La oscuridad, Érebo, hijo de Caos ancestral, personificación misma de las sombras que cada crepúsculo Nix extiende por el extenso cielo, y que siempre habita en las profundidad es de La Tierra. Habita en el corazón de cada hombre, mujer y niño, en forma de dudas, miedos y anhelos. Cuando la última luz se apaga, la sombra se apodera de ti, y entonces es demasiado tarde. Solo aquel que se resguarda bajo la llama sobrevive para ver un nuevo día.
Si Prometeo, que robó el fuego a los mismísimos dioses y lo entregó a los hombres, hubiese sabido lo que acarrearía su osadía, probablemente hubiese dejado al hombre en su miseria, pues dudo que hubiese podido soportar la idea de sentirse salvador y a la vez verdugo de la humanidad, pues el fuego nos salvó entonces, y codiciarlo nos ha condenado para siempre. Resulta igual de irónico que aquel niño iletrado acabase convirtiéndose en el hombre que soy ahora, del cual ya queda muy poco, pues mi vida se consume a la misma velocidad que la última vela que ilumina esta habitación. Una estantería llena con los pocos libros que he conseguido salvar bloquea la entrada del último rincón seguro de una ciudad arrasada por las llamas. Debéis saber pues, que aquí falleció el último Erudito de “La Sagrada Orden de La Llama”, un título que, en esta noche trágica, suena cómico... Estas líneas son el testimonio de una era que hoy llega a su final: la segunda era de los hombres tras el gran cataclismo*, la era de la sombra... Los días de “Érebo”.
CHAPTER I EREBO
I was born when the world was already bathed in shadows. When I was a kid, the elders spoke about myths from far away in history and, during that time, I would have never been allowed to have a book in my hands, since they were as valuable as rare goods for a young and thoughtless kid like I was, who would have probably burned them... and it would´ve been for the best!! Because the night is inhabited by a horror that comes from the beginning of creation, a horror that is the night itself...
The darkness. Erebo, son of ancient Chaos, personification of the shadows that every twilight Nix spreads above the vast sky, and always dwells in the depths of the Earth. It inhabits every man, woman and children´s heart, in the shape of doubt, fear and yearning. When the last light goes off, the shadow overtakes you, and then it is too late to see the light of day again.
If Prometheus, who stole the fire from the mighty gods and gave it to mankind, had known what would his daring bring, he would have probably left mankind in its misery, for I doubt he would have stood the idea of feeling both the saviour and the executioner of humanity. Because fire saved us then, and coveting it has doomed us forever since. It seems ironic that such an illiterate kid turned out to be the man I am today, and there´s almost nothing left of me, as my life fades as fast as the last candle lighting this room. A shelving, filled with the few books I managed to save, blocks the entrance to the last safe corner of a city destroyed by the flames . So you must know, that here died the last scholar from the sacred “Order of the Flame”, a title that in this unfaithful night might sound comical... These lines are the testimony of an age that today comes to an end: The Second Age of Man, after the great cataclysm, the age of darkness... The days of “Erebo”.
Comentarios
Publicar un comentario