CAPÍTULO 7: LOBO / CHAPTER 7: LOBO

CAPÍTULO 7 - LOBO

Cuando conseguí alcanzar la cima de la torre, la imagen que contemplé congeló hasta la última gota de mi sangre: sobre el muro, se dibujaba una gran sombra, proyectada por la figura de un hombre bañada por la luz de la llama. El calor de la misma, derritió tímidamente el miedo que entumecía mi cuerpo, y entonces fue cuando le vi.

Ataviado con pieles, sostenía en sus manos la afilada cornamenta que un día debió pertenecer a un majestuoso ciervo, cubierta con la sangre de aquellos que intentaron detenerle. Su mirada no era la de un hombre, ni tampoco la del plácido animal que pasta en los valles; sus ojos eran los de una bestia salvaje, los ojos de un lobo que se siente acorralado. En su pecho latía el corazón de un hombre que fue puro, ahora corrompido por el odio y la sed de venganza.

Su áspera voz rompió un incómodo silencio que solo el crujir de la madera ardiendo osaba perturbar; solo bastó una palabra de su boca para que todas las piezas encajasen de golpe, con tal violencia, que hizo que mis rodillas flaqueasen.

- “Sabes que no puedo perdonarte...”

Aquellas palabras resonaron en mis oídos con un eco trágico, como si de la mismísima voz del oráculo se tratara, pronosticando el momento de mi propia muerte, que a todas luces se encontraba muy cerca; entonces, me sentí como los grandes cíclopes, atormentado por la visión de mi nefasto futuro.

- “... pero sé que aún tienes algo importante que hacer; lo supe esta mañana, cuando te observé desde la multitud. Vete. Aprovecha el poco tiempo que te queda. Piensa sobre qué puedes hacer antes de que la última llama se apague y Érebo te abrace”.

Entonces, su boca dibujó una mueca en forma de adiós. Arrojó su arma al suelo, y decidido, prendió el depósito de óleo más cercano para, seguidamente, precipitarlo escaleras abajo. Esa noche, el fuego redentor visitaría cada rincón de la gran biblioteca. Por fin cobraría esa deuda, que sería pagada con muchísimas vidas, tantas como las que se arrebataron aquel fatídico día en el que su pueblo fue eliminado de la faz de la tierra. Su grito sonó tan fuerte, que recorrió hasta el último rincón del universo:

- “¡Me llamo LOBO, último Hijo de Gea!, ¡esta noche el fuego será entregado a los hombres por última vez!”

Supe que no disponía de mucho tiempo para salvar todo aquello que debía sobrevivir, pues ninguno de nosotros lo haríamos...

CHAPTER 7 – LOBO

When I finally made my way to the top of the tower, the scene I stared at there froze every last drop of my blood: Upon the wall, a big shadow was drawn, projected by the figure of a man bathed on the flame’s light. The heat coming from it, slowly melted the fear that was making my body numb. That´s when I saw Him.

Dressed with leather and fur, in his hand he was holding the sharp antlers of what appeared to have been a great deer, covered with the blood of the ones who tried to stop him. The look on his eyes wasn´t human, neither the one from a quiet animal that paces in the fields. His eyes were of a wild beast, the eyes of a wolf who’s feeling rounded up. In his chest was beating the heart of a man once pure, now corrupted by hatred and revenge thirst.

His harsh voice broke an uncomfortable silence that was only disturbed by the cracking of the burning wood. It took only one word from his mouth to suddenly match all the pieces, shocked as my knees started trembling

-         “You know I can´t forgive you...”

Those words sounded in my ears with a tragic echo, as if it was the voice of the Oracle itself, foretelling the moment of my own death, which was really close. Then, I felt as the Mighty Cyclops, tormented by the vision of my disastrous future.

-         “...but I know you still have something important to do. I knew it this morning, when I watched you from the crowd. You are not like them. Go. Cherish the little time you have got left. The Truth has been given to you, so think about what you can do before the last flame burns off and you feel the embrace of Erebo.”

Then, he drew a “goodbye” with a grin. He threw his weapon to the ground and, convinced, set afire the nearest oil deposit to throw it downstairs afterwards. That night, the redeeming fire would visit every corner of the Library. Finally, his debt would pay off, payed with a lot of human lives, as much as were taken the fateful day his people were massacred. His scream sounded so loud, that it traversed every last corner of the universe:

-         “My name is LOBO, last children of Gea!! Tonight, the fire will be delivered to Man for the very last time!!”

I knew there wasn´t enough time to save everything that should survive, because none of us would...