CAPÍTULO 4: LUCHA INTERIOR / CHAPTER 4: INNER STRUGGLE
CAPÍTULO 4 – LUCHA INTERIOR
La revuelta no acabó bien para los sublevados; nunca acaba bien para los débiles. El enorme peso de la guardia de la llama aplastó la ambición de las personas que, movidas por la desesperación y un fuerte sentimiento de justicia, intentaron entregar el fuego al pueblo.
La respuesta del consejo no se hizo esperar; delegaron la responsabilidad de transmitir el mensaje a la propia guardia, que aquella noche, armados con antorchas, recorrieron cada rincón de la ciudad lanzando un mensaje claro y conciso:
“Por orden del consejo de los Eruditos, protectores de la llama, se convoca a todo hombre, mujer y niño, a presenciar el ajusticiamiento que se llevará a cabo mañana al alba frente a la gran biblioteca. Poner en peligro el fuego sagrado es poner en peligro al pueblo. Cualquiera que intente robarlo o extinguirlo será castigado severamente.”
Esta vez, los ancianos fueron tajantes y extremadamente severos: los latigazos y los barrotes no servirían para nada. Había que dar ejemplo.
Con los primeros rayos del sol se llevó a cabo la ejecución pública. Nueve de los insurrectos tuvieron la suerte de morir de una manera rápida y limpia; el grito mudo de los presentes daba paso al sonido seco producido por las cabezas, que desprendidas de sus legítimos cuerpos, golpeaban el suelo.
El último en recibir justicia corrió peor suerte: atado como un animal, y bañado en óleo, recibió aquello que tanto ansiaba: Fuego; mas del que pudo soportar. Los gritos de agonía de aquel hombre me transportaron a la noche en la que mis padres sucumbieron a la oscuridad. Yo, que hasta entonces no había hecho mas que estudiar con la intención de hallar la manera de que nadie tuviese que soportar un pesar tan grande, sentí una profunda vergüenza. Todos somos iguales ante la oscuridad; ¿de verdad estábamos ayudando a toda esa gente?, ¿acaso la pena de muerte no era igual o peor que ser pasto de la noche?; sin poder ocultar mi indignación, volví sobre mis pasos y abandoné aquel lugar, donde solo dejé un par de lágrimas.
Al final del día, los eruditos de tierra quemada durmieron plácidamente al calor del fuego, cubiertos por sus túnicas teñidas con la sangre del pueblo. Todos menos uno, que no paraba de preguntarse qué significaba vestir aquella prenda.
At the end of the day, the wisemen slept safely
under the heat of the flame, covered in ther blood stained cloaks. Stained with
the blood of their people. All but one, who couldn´t stop thinking what it
really meant to wear that cloak...
La revuelta no acabó bien para los sublevados; nunca acaba bien para los débiles. El enorme peso de la guardia de la llama aplastó la ambición de las personas que, movidas por la desesperación y un fuerte sentimiento de justicia, intentaron entregar el fuego al pueblo.
La respuesta del consejo no se hizo esperar; delegaron la responsabilidad de transmitir el mensaje a la propia guardia, que aquella noche, armados con antorchas, recorrieron cada rincón de la ciudad lanzando un mensaje claro y conciso:
“Por orden del consejo de los Eruditos, protectores de la llama, se convoca a todo hombre, mujer y niño, a presenciar el ajusticiamiento que se llevará a cabo mañana al alba frente a la gran biblioteca. Poner en peligro el fuego sagrado es poner en peligro al pueblo. Cualquiera que intente robarlo o extinguirlo será castigado severamente.”
Esta vez, los ancianos fueron tajantes y extremadamente severos: los latigazos y los barrotes no servirían para nada. Había que dar ejemplo.
Con los primeros rayos del sol se llevó a cabo la ejecución pública. Nueve de los insurrectos tuvieron la suerte de morir de una manera rápida y limpia; el grito mudo de los presentes daba paso al sonido seco producido por las cabezas, que desprendidas de sus legítimos cuerpos, golpeaban el suelo.
El último en recibir justicia corrió peor suerte: atado como un animal, y bañado en óleo, recibió aquello que tanto ansiaba: Fuego; mas del que pudo soportar. Los gritos de agonía de aquel hombre me transportaron a la noche en la que mis padres sucumbieron a la oscuridad. Yo, que hasta entonces no había hecho mas que estudiar con la intención de hallar la manera de que nadie tuviese que soportar un pesar tan grande, sentí una profunda vergüenza. Todos somos iguales ante la oscuridad; ¿de verdad estábamos ayudando a toda esa gente?, ¿acaso la pena de muerte no era igual o peor que ser pasto de la noche?; sin poder ocultar mi indignación, volví sobre mis pasos y abandoné aquel lugar, donde solo dejé un par de lágrimas.
Al final del día, los eruditos de tierra quemada durmieron plácidamente al calor del fuego, cubiertos por sus túnicas teñidas con la sangre del pueblo. Todos menos uno, que no paraba de preguntarse qué significaba vestir aquella prenda.
CHAPTER 4
– INNER STRUGGLE
The riot
didn´t end up well for the rebellious; it never ends well for the weak. The
numerous forces of the Guards crushed the ambition of the people who, moved by
desperation and a strong craving for justice, tried to deliver the flame to the
town.
The answer
of the council didn´t took long. That same night, they delegated on the guards
to send a message. Carrying torches, they spoke:
“By virtue of the Wisemen Council, protectors of the Flame, every man, woman or child is convocated to witness the execution that will take place tomorrow at the crack of dawn, in front of the Great Library. Putting the sacred fire in danger equals endangering the village. Anyone who tries to steal it or put it out will be severely punished.”
“By virtue of the Wisemen Council, protectors of the Flame, every man, woman or child is convocated to witness the execution that will take place tomorrow at the crack of dawn, in front of the Great Library. Putting the sacred fire in danger equals endangering the village. Anyone who tries to steal it or put it out will be severely punished.”
This time,
the elder were extremely severe: Whips and Prison bars had no use. They had to
set an example.
With the
first rays of light, public execution took place. Nine of the rioters were
lucky enough to die fast. The silent scream of the people watching gave way to
the thumping sound made by rolling heads.
The last one to be executed wasn´t as lucky. On a leash like an animal, and bathed in oil, he received what he had craved for: Fire. More than he could take. The screams of agony of that man took me back to the night were my parents fell into darkness. I felt ashamed, after spending my life devoted to this order. We are all the same against darkness. Were we really helping these people? Wasn´t dead penalty as bad as being left in the dark of the night? Unable to hide my shame, I abandoned that place, where I left my tears.
The last one to be executed wasn´t as lucky. On a leash like an animal, and bathed in oil, he received what he had craved for: Fire. More than he could take. The screams of agony of that man took me back to the night were my parents fell into darkness. I felt ashamed, after spending my life devoted to this order. We are all the same against darkness. Were we really helping these people? Wasn´t dead penalty as bad as being left in the dark of the night? Unable to hide my shame, I abandoned that place, where I left my tears.
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