CAPÍTULO 5: EL ACERTIJO / CHAPTER 5: THE RIDDLE

CAPÍTULO 5 -  EL ACERTIJO

Cuando abrí los ojos, sentí haberme despertado de un mal sueño; entonces encontré un arrugado trozo de papel entre mis sábanas, y supe que todo había ocurrido de verdad. Sin demorarme un solo segundo, desplegué la hoja entre mis manos, y me dispuse a buscar un sentido a la locura que estaba viviendo.

- “Existe sobre la tierra un ser bípedo y cuadrúpedo, que tiene sólo una voz, y es también trípode. Es el único que cambia su aspecto de cuantos seres se mueven por tierra, aire o mar. Pero, cuando anda apoyado en más pies, entonces la movilidad de sus miembros es mucho más débil.”

- “Escucha, aun cuando no quieras, Musa de mal agüero de los muertos, mi voz, que es el fin de tu locura. Te has referido al hombre, que cuando se arrastra por tierra, al principio, nace del vientre de la madre como indefenso cuadrúpedo y, al ser viejo, apoya su bastón como un tercer pie, cargando el cuello doblado por la vejez.”

Sin duda, se trataba de un pasaje conocido; cualquiera que habitase entre aquellos muros lo conocía. Lo realmente inquietante residía en la anotación que podía leerse a continuación.

 La verdad se esconde en lo mas profundo de éste mito y de la propia tierra.

Durante largo rato estudié aquel trozo de papel con la esperanza de encontrar entre sus líneas una palabra clave o un mensaje cifrado, pero mi esfuerzo resultó ser inútil; con gran frustración, me maldije a mi mismo por no poseer la elocuencia que mostró Edipo ante la esfinge.

Fue entonces cuando lo vi claro. Sentí vergüenza de mi torpeza. La verdad no se ocultaba entre aquellas líneas. El acertijo no indicaba un nombre o una clave, sino un lugar.
La gran esfinge de piedra situada a las puertas de la biblioteca, no solo flanqueaba simbólicamente la entrada del sagrado edificio; también ocultaba un oscuro secreto en lo mas profundo de sus cimientos.

Morfeo conducía los sueños de mis congéneres, y mis hábitos no generaban sospecha alguna. Busqué y busqué hasta encontrar una pequeña puerta oculta entre los mantos que cubrían el lomo de la criatura. Al traspasarla, me sentí como debió sentirse Edipo al entrar en Tebas buscando su destino.

CHAPTER V – THE RIDDLE

Dark and gloomy images disturbed my dreams that morning. I felt a presence, so dense that it filled every last corner of the room, and was consuming the air that was left. Probably it was my feeling of guilt.

I woke up dazed and soaked in sweat, whilst the sun was still shining up in the sky. It was then when I found a crumpled piece of paper between my sheets.

-There’s an earth creature which is both biped and quadruped, that has only one voice and it´s a tripod also. It´s the only being amongst all Earth´s creatures that changes it appearance at will. But, when it walks leaning on more than 2 feet, its limb movility is much weaker.

-Listen, even if you don´t want to,  you damn ominous muse, to my voice, which will be the end of your insanity. You have referred to Man, which at birth crawls off the womb as a vulnerable quadruped, and as they turn old, uses a staff as a third foot, to carry the weigh of a body bended by the passing of the years.

Undoubtly, this was a very well known passage. Everyone who lived between our city walls knew it. What did thrill me was the annotation at the end of the page:

The Truth is hidden in the depths of this myth and Earth itself

For a long time I studied that piece of paper hoping to find between it´s lines a key word or a code message, but my effort turned out to be in vain. With deep frustration, I cursed myself for not being as clever as Oedipus was against the Sphinx.

That´s when I saw it all clear. I felt ashamed of my ineptitude. The key wasn´t hidden between those written lines. Furthermore, the riddle wasn´t pointing to a name or a key, but a place.

The great Sphinx made of stone located at the gates of the library, wasn´t only symbolicly guarding the entrance of the sacred building. A dark secret was waiting deep inside.

Morpheus was orchestrating the dreams of my kind that night, and my cloak wouldn´t generate any suspicions. I searched and searched until I found a little door hidden beneath the rags that covered the statue’s back. As I walked through it, I felt like Oedipus should have felt when he walked into Thebes to search for his destiny.